miércoles, 21 de noviembre de 2012







CAPÍTULO I
EL MILENIO Y EL FIN DEL PECADO
Sucesos al comienzo del milenio
            Durante el milenio, el periodo a que se refiere el capítulo 20 de Apocalipsis, la influencia de Satanás sobre la tierra será restringida, y Cristo reinará con sus santos (Apoc. 2: 1-4).
El Segundo advenimiento
En la ocasión de la Segunda Venida de Cristo-cuando los reinos de este mundo serán destruidos-Dios establecerá su reino de gloria que durará para siempre. (Daniel 2:44). Es entonces cuando su pueblo comenzará su reino.
La primera resurrección
En la Segunda Venida, se lleva a cabo la primera resurrección. Los justos los “benditos y santos”, son levantados (Apoc. 20:6).
1
“Cristo muy pronto vendrá, como los judíos con respecto a su primer advenimiento. Esperaban el reino temporal y triunfante del Mesías en Jerusalén. Los profesos cristianos de nuestra época esperan la prosperidad temporal de la iglesia, manifestada en la conversión del mundo, y el gozo del milenio temporal”.[1]
2
 

Los justos van al cielo
Después de la resurrección de los muertos justos, ellos y los santos vivos serán arrebatados “para recibir al Señor en el aire” (1 Tes. 4:17). Cristo no establecerá su reino de gloria en la tierra en esta ocasión. Lo hará al fin del milenio.

Los enemigos de Cristo son ejecutados
Después de la bestia y el falso profeta serán destruidos, y los “demás” seguidores de Satanás morirán y no habrán sobrevivientes (Apoc. 19:21)
La tierra queda desolada
            Por cuanto los justos ascienden para estar con el Señor y los malos son destruidos en el momento de su venida, la tierra queda deshabitada.
            “Su sufrimiento será tan grande que no se podrá establecer comparación alguna con el de ellos. Después que perezcan todos los que engañó, el enemigo continuará viviendo para sufrir por mucho tiempo más. Cuando terminó el juicio de los impíos muertos, al final del milenio, Jesús salió de la ciudad seguido por los santos y una comitiva de ángeles”.[2]
3
Satanás es atado
Afligida por las siete plagas que preceden a la segunda venida de Cristo y cubierta con los cuerpos de los malvados, la tierra es una escena de terrible asolación.
“Los ojos de hombres y mujeres y han anublado su facultad de percibir. Necesitamos ahora mismo mantenernos en guardia en todo sentido. . . Los habitantes del mundo, bajo la conducción de Satanás, se están uniendo en atados listos para ser lanzados al fuego. No tenemos tiempo, ni siquiera un momento que perder. Los juicios de Dios ya están sobre la tierra, y los obstinados, los que no se quieren”
Cristo en el cielo con los redimidos
En su segunda venida Cristo lleva a sus seguidores al cielo, para que moren en los lugares que él ha preparado para ellos en la Nueva Jerusalén.
“Los ojos de hombres y mujeres y han anublado su facultad de percibir. Necesitamos ahora mismo mantenernos en guardia en todo sentido. . . Los habitantes del mundo, bajo la conducción de Satanás, se están uniendo en atados listos para ser lanzados al fuego. No tenemos tiempo, ni siquiera un momento que perder. Los juicios de Dios ya están sobre la tierra, y los obstinados, los que no se quieren.
El juicio de los malos
En el juicio en el cual los justos participan, confirmarán para su satisfacción eterna cuán fervorosa y pacientemente Dios se preocupó de los pecadores perdidos.
4
 

Tiempo de reflexión para Satanás
Durante el milenio, Satanás sufrirá en forma intensa. Confinado, con sus ángeles, a este mundo desolado, no podrá llevar a cabo los engaños que constantemente ocupaban su tiempo.
Al fin de los mil años “los otros muertos”-los malvados- resucitarán, soltando a Satanás de la inactividad que lo aprisionaba (Apoc. 20:5, 7).
Engañando de nuevo a los malos, los dirige contra la Nueva Jerusalén.
Descienden Cristo, los Santos y la Ciudad
Cristo desciende a la tierra otra vez, con los santos y la Nueva Jerusalén, para cumplir dos propósitos: Terminará la gran controversia al ejecutar las decisiones del juicio del milenio y purificará y renovará la tierra.
La resurrección de la condenación
Ahora sucede la otra resurrección de la cuál Jesús habló, “la resurrección de condenación” (Juan 5: 29; Apoc. 20: 5).
“De la resurrección de los justos, sugiere que también habrá una resurrección de los injustos (Juan 5: 29; Hech. 24: 15). 15. Oyendo esto. En cuanto a las circunstancias de la resurrección bajo las cuales fueron pronunciadas las palabras del vers. 15, ver com. vers. 1. Bienaventurado. Feliz o "dichoso" (BJ, BC y NC). Ver com. Mat. 5: 3. El deber poco grato presentado por Jesús”
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El ataque a la ciudad
En su último engaño, Satanás procura inspirar a los malos con la esperanza de capturar el reino de Dios por la fuerza (Apoc. 20: 3). El hecho confirma la decisión que él ha hecho acerca de su destino.
El gran juicio del trono blanco
Juan indica que cuando los enemigos de Dios hayan rodeado la ciudad y estén listos para atacarla, Dios establecerá su gran trono blanco. Dios implementa la última frase de su juicio (Rom. 14: 10).
“Con banderas, pero no ejecutarán entonces el juicio escrito. La ejecución del juicio se producirá al fin de los mil años." Después que los santos hayan sido transformados en inmortales y arrebatados con Jesús, después que hayan recibido sus arpas, sus mantos y sus coronas, y hayan entrado en la ciudad, se sentarán en juicio con Jesús. Serán abiertos el libro de la vida y el de la muerte
Satanás y los pecadores serán destruidos
Inmediatamente después de ser sentenciados, Satanás, sus ángeles y sus seguidores humanos recibirán su castigo. Tendrán que morir eternamente (Apoc. 20: 9, 15).
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“Todos serán probados de acuerdo con la luz que han tenido. Los que se toman de la verdad a las fábulas, no pueden esperar un segundo tiempo de gracia. No habrá un milenio temporal. Si resisten la verdad y usan su influencia para obstruir el camino de modo que otros no la reciban, después que el Espíritu Santo ha traído convicción a sus corazones”.[3]
La “segunda muerte” (Apoc. 21: 8) que los malos sufren significa su destrucción total. ¿Qué del concepto de un infierno eterno? Un estudio cuidadoso muestra que la Biblia nos enseña tal infierno o tormento.

El destino de los malos
            Según las escrituras, Dios nos promete vida eterna a los justos. La paga de pecado es muerte, no es vida eterna en el infierno (Rom. 6:23).
Castigo eterno
Cuando la Biblia habla de “redención eterna” (Heb. 9:12) y de “juicio eterno” (Heb. 6:2), se refiere a los resultados eternos de la redención y del juicio-no a un proceso sin fin de redención y juicio.
El principio del castigo
La muerte es la pena final del pecado. Como resultado de sus pecados, todos los que rechazan la salvación que Dios ofrece morirán eternamente. Aquellos que más se han rebelado contra Dios sufrirán más que los que no lo han hecho.


La purificación de la tierra
El fuego que destruye a los malos purifica la tierra de esta contaminación del pecado. De las ruinas de esta tierra Dios creará “un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron” (Apoc. 21:1).






CONCLUSIÓN
Concluimos que el milenio es una promesa positiva para los fieles en la fe de Jesús y una oportunidad desaprovechada para los infieles. Cómo adventistas del séptimo día debemos tener en cuenta que el milenio será un suceso real, debiendo tomarla también como doctrina fundamental.
Y concerniente al tema del fin del pecado, decimos que ya no habrá más pecado en el cielo, todo será una paz absoluta, sin mancha alguna, sin rencor, sin odios, sin penas.
Que Cristo nos cuide y reine en nuestros corazones para poder tal vez vivir tan grande suceso.


[1] Elena G. de White, ¡Maranata el Señor viene! (Buenos Aires: ACES, 2007), 35.
[2] Elena G. de White, La historia de la redención (Buenos Aires: ACES, 2007), 63.
[3] Elena G. de White, Eventos de los últimos días (Buenos Aires: ACES, 2006), 74.

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